El Oculista

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Domingo, 15 Enero 2012 20:34

Benito Daza de Valdes, Biografia

Benito Daza de Vadés, (Córdoba, España, 31 de marzo de 1591 – Sevilla, 1634). Autor del primer libro sobre optometría en español

Gracias a esta obra se le considera uno de los precursores de la "oftalmología" moderna. En ella detalla cómo clasificar las lentes, cómo graduar la vista, además de cómo operar las cataratas e incluso propone colocarse cristales ahumados contra los efectos nocivos del sol. El esquema propuesto por Daza de Valdés para clasificar las lentes es el distintivo de la Sociedad Española de Oftalmología.

Era hijo de Lucas Valdés, miembro del gremio de plateros de la ciudad de Córdoba. Se graduó de bachiller en artes y filosofía en la Universidad de Sevilla en 1616. Posteriormente debió estudiar leyes, llegando a ser «Notario del Santo Oficio de la ciudad de Sevilla», según figura en su obra Uso de los antojos. La referencia, también en la citada obra, a un manuscrito de Antonio Moreno («el segundo libro de perspectiva, que saldrá a luz, del licenciado Antonio Moreno, cosmógrafo y catedrático de Su Majestad en la Casa de la Contratación de Sevilla») y su interés por la aplicación del anteojo (lo que él llama «antojo visorio») a la observación astronómica fundamentan la sospecha de que mantenía relaciones con los cosmógrafos y matemáticos de la Casa de la Contratación.

A fines del siglo XVI y en las primeras décadas del siglo XVII, las obras de Giambattista della Porta, Francesco Maurolico y Kepler significaron el renacimiento del interés de los sabios hacia los vidrios correctores. En este contexto apareció la obra de Daza Uso de los antojos (1623), el primer tratado sistemático sobre las lentes para corregir defectos de la visión.

Efectivamente, el motivo central del libro de Daza Valdés es describir todos los aspectos relativos a la construcción y uso de las lentes, poniendo particular énfasis en su insustituible función como correctores de los defectos visuales. Es decir, en que las lentes no deforman la aprehensión de la realidad a través de la vista sino que, por el contrario, la facilitan.

El texto de la obra, precedido de un breve prólogo, se compone de tres libros. El primero, titulado «De la naturaleza y propiedades de los ojos» y dividido en once capítulos, describe la función visual y estudia con detalle los defectos de la misma que requieren corrección óptica. El libro segundo, «De los remedios de la vista por medio de los antojos», dividido en diez capítulos, analiza las propiedades ópticas de los cristales cóncavos y convexos, incluyendo una descripción de los procedimientos que pueden arbitrarse para determinar los «grados» precisos para corregir las distintas ametropías. El último libro lo constituyen cuatro «Diálogos» en los que, como figuras centrales, aparecen un Maestro (artesano) y un doctor, recurso dialéctico que utiliza Daza para subrayar la necesidad de unir la habilidad técnica con los conocimientos teóricos.

Los historiadores de la óptica oftalmológica han subrayado las distintas aportaciones y descubrimientos de Daza en este campo. Así, la consideración por primera vez del tiempo —adaptación— para la visión perfecta. La observación de casos de hipermetropía, habiéndolos corregido Daza antes que nadie. La primera descripción de las gafas protectoras. Las ventajas de los vidrios de cuarzo. Asimismo otros autores han señalado que Daza es el primero que describe la anisometropía y la forma de corregirla. También de gran interés es el ingenioso método empleado para medir la potencia de las lentes, basado en la distancia focal.

En óptica geométrica merece subrayarse la aportación de Daza al señalar la influencia de la aberración esférica según la forma de las lentes.

Notable es también, en el Uso de los antojos, el estudio que su autor hace, en el Diálogo IV, del anteojo de Galileo. Sin duda se trata de la primera descripción de dicho instrumento de toda la literatura española impresa. Daza señala la importancia fundamental del objetivo y la poca importancia relativa del ocular. Proporciona un criterio para valorar el rendimiento visual del anteojo. Comenta también algunas observaciones astronómicas inspiradas sin duda en el Sidereus Nuncius de Galileo. Finalmente describe otros instrumentos ópticos: la cámara oscura de Giambattista della Porta y los espejos. (En J. M.ª López Piñero et alii, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ediciones 62, 1983, s. v. Daza de Valdés, Benito).

Gracias a esta obra se le considera uno de los precursores de la "oftalmología" moderna. En ella detalla cómo clasificar las lentes, cómo graduar la vista, además de cómo operar las cataratas e incluso propone colocarse cristales ahumados contra los efectos nocivos del sol. El esquema propuesto por Daza de Valdés para clasificar las lentes es el distintivo de la Sociedad Española de Oftalmología.

Ejemplares y otras ediciones

Sevilla, Diego Pérez, 1623: Granada, Biblioteca Universitaria, A-37-256; Madrid, Biblioteca Nacional, R/25696, R/4989, R/6623, R/12711(1), R/31440, 3/77712; Madrid, Palacio Real, X-911; Madrid, Real Academia de la Historia, 4/1341; Madrid, Real Academia Española, 5-B-118; Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 7-3 Biblioteca 24; Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Filología, Res303; Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Medicina, 6177D31bR; Toledo, Biblioteca Pública del Estado, 4-3916; Vitoria, Seminario Diocesano-Facultad de Teología, CE-20143.

Ediciones modernas

Benito Daza de Valdés, Uso de los antojos, Madrid, Julio Cosano, 1923 (edición facsímil de la de Sevilla, Diego Pérez, 1623).

Benito Daza de Valdés, El libro de los antojos, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina de Madrid, 1974.

 

Publicado en Benito Daza de Valdes

     En el primer libro dije, como entre el hueso de la frente y el primero y el cuarto de la quijada de arriba le hacía a cada lado una concavidad redonda, que acaba entrando hacia dentro, como en una punta de triángulo (que comúnmente llamamos la cuenca del ojo) dentro de la cual está el ojo, y en el segundo libro tratamos de los músculos que lo movían. Ahora estará bien tratar de la particular composición de él. Es pues de saber, que el ojo del hombre es perfectamente redondo, y hecho de tres humores casi de naturaleza de agua, por lo cual todo es de la misma naturaleza.


     El primero de estos humores es muy semejante al vidrio derretido, porque es traslúcido y está blando, que sacado del ojo pierde su natural figura. A este humor que llamaron los griegos Vatoydes, los latinos Vítreo, el cual ocupa las tres partes del hueco del ojo, y por la parte de atrás es redondo, por la de delante llano, y en medio tiene un pequeño hoyuelo, en el que encaja otro humor harto más duro, que se trasluce como cristal, llamado por ello humor cristalino, la figura del cual es del todo semejante a una lenteja, por lo cual algunos lo llamaron Phacoydes. Este humor por la parte de fuera es muy liso y deleznable, y está cubierto de una muy delgada tela semejante a la de las arañas, llamada por ello Aranea, por la parte de detrás no está cubierto de tela, porque está engastado (como dijimos) en el humor vítreo. El cual por la parte de detrás y de delante está envuelto en una muy delgada tela, la cual a mi juicio es parte de la tela llamada Aranea. Allende de esta tela tiene este humor vítreo otra tela, que cubre solamente la parte de detrás de él, la cual nace de la sustancia del nervio de la vista, que dijimos emerge puntualmente en medio de la parte de detrás del ojo frontero de la Niñeta. Llegado pues a esta parte este nervio, hacerle luego la sustancia algo más blanda, y ensánchese tanto que hace una tela que cubre toda la parte de detrás del humor vítreo, y por ella se ven sembrados algunos ramillos de venas y arterias, como diremos. Esta tela muchos no la han contado en el número de las otras, por no ser dura como suelen ser las telas,antes blanda como moco, y estando plegada es muy semejante a la sustancia de los desechos en agua, estando extendida parece una redecilla, por lo cual fue llamada Amphibliftoydes, o Retina.
    

     La tercera túnica del ojo (que está sobre la segunda sin estar atada a ella en parte alguna) nace de la piamadre, que envuelve el nervio de la vista, y envuelve todo el ojo, así por delante como por detrás, haciendo una figura redonda, salvo que en la parte anterior cuando llega al negro del ojo se hunde algún tanto hacia adentro, y en medio de esta parte hundida se ve un pequeño agujero, que hace la niñeta del ojo. Esta tela es muy semejante al hollejo de la uva quitándole el pezón, y hundiéndole un poquito hacia dentro, y por eso fue llamada por loa griegos Ragoydes o Roga, por los latinos Úvea, llamándola algunos también Coroydes, porque nace de la piamadre, o porque por ella están sembradas las venas que mantienen el ojo, como por la piamadre las que mantienen los sesos. Sobre esta túnica está otra, que cubre todo el ojo y nace de la duramadre que envuelve el nervio de la vista, la cual en llegando a la parte de detrás del ojo luego se ensancha, y haciéndose más dura y gruesa cubre todo el ojo alrededor, así la parte de delante como la de detrás. Empero la parte de ella de detrás, que va desde el nervio de la vista hasta el negro del ojo, es mucho más dura y blanca, y no transluciente, como tampoco es la duramadre, por lo cual fue llamada Sclirotis, que quiere decir dura. Lo demás de ella (que es cuando toma lo negro del ojo) es semejante a un cuerno de lanterna, porque está compuesta de unas escamas lisas y traslucientes, y duras, como cuerno, principalmente en los viejos, en los cuales viene a ser tan dura, que no los deja ver, y es menester retraerla. A esta parte dela córnea la llamaron los antiguos Ceratoydes, o Córnea, por la semejanza que con el cuerno tiene. Y la diversidad de partes de esta túnica tanto en sustancia como en nombre ha hecho pensar a algunos que fuere más de una, porque la continuación de ella manifiestamente muestra no ser más de una, la cual por la parte de dentro hasta llegar al negro del ojo abraza la Úvea, sin haber cosa alguna entre la una y la otra, antes están apegadas mediante ciertos ramillos de venas y arterias, que se comunican desde esta dura a la úvea, ni más ni menos que de la duramadre a la pía, y principalmente alrededor del negro del ojo donde están íntimamente apegadas, empero desde el negro adelante toda aquella parte (que se llama la Córnea) está apartada de ella, porque (como dijimos) la Úvea está en esta parte hundida hacia dentro. El espacio entre estas dos telas está lleno de un humor llamado Ydratoydes, que quiere decir Acuoso, por ser semejante al agua, otros lo llaman Albugíneo, por ser semejante a la clara de huevo. El cual no es tanta cantidad cuanto el Vesalio pensó, porque abriendo el ojo (aunque sea acabando de morir el hombre no salen más de seis o siete gotas de agua. Este humor es mucho más líquido que el vítreo, y si alguna vez se hace más grueso (como tela de cebolla) convirtiéndose en Catarata, no nos deja ver hasta que metiendo una muy delgada aguja por la tela llamada Córnea, bajan con ella la tela o Catarata, que está delante de la niñeta. Acontece también algunas veces que resolviéndose este humor, o faltando fuere por alguna desgracia, piérdase súbitamente la vista, sin tener el ojo falta alguna. Como aconteció a mi padre de edad de 40 años, que se dio con la punta de un cuchillejo en el ojo, y poniendo presto la mano sobre él apretole un tanto, y salió fuera este humor, y luego perdió la vista de aquel ojo sin conocerse en el falta alguna más que en el otro. La parte de fuera de esta túnica es lisa, mientras que lo demás de ella es , ni más ni menos que lo son las otras telas, que se apegan las unas a otras. Sobre esta túnica está la quinta que se hace de los cabos de los músculos, que mueven el ojo, y cubre toda la parte de delante de ojo hasta el negro, ayudando a tener más recio el ojo en el casco. Últimamente ha sido llamada Adherente o blanca, la cual cubre también por fuera la parte de delante del ojo hasta el negro, y está tan apegada con la quinta, que con gran dificultad se aparta, esta tela es muy delgada, y está continuada con la tela de dentro de los párpados. Recogiendo pues lo que hemos dicho, en el ojo hay tres humores, primeramente (comenzando de delante)hay el humor acuoso, después el cristalino, finalmente el vítreo. Y seis telas, la primera (comenzando desde dentro)es la Aranea o Ragoydes, la segunda es la Retina o Amphiblistroydes, la tercera es la Úvea o Ragoydes, O Roga,la cuarta es la dura llamada , la quinta es la que se hace de la terminación de los músculos, la cual no tiene nombre por no haber sido conocida de los antiguos, la sesta es la blanca.
    

Quedaría solo decir de aquella tela o por mejor decir cerco, que se ve entre el humor cristalino y el vítreo por la parte de fuera, el cual muchos han contado por tela distinta, pero yo pienso cierto ser parte de la Aranea, y las puntas negras que se ven en ella pienso son de la Úvea, sean tela de por sí o no, baste saber, que es una muy delgada tela, que está entre el humor cristalino, y el vítreo. Y con esto daré fin a este libro, porque tratar del oficio de las partes del ojo paréceme tan dificultoso (aparte de estar fuera de mi intención) que quiero más dejarlo pensar a cada unde pos sí, que meterme a decir cosa, en que tan poca honra puedo ganar.

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Lunes, 16 Mayo 2011 12:55

Julio Michel: Introduccion personal

     El Doctor Julio Michel fué Profesor de la Universidad de Würzburg (Alemania). Escribió entre otros tratados un "Manual Práctico de Oftalmología".

     Este libro, fechado en 1887-1888, fué traducido al español por el Don Gaspar Sentiñón, profesor en Medicina y Cirugía, siendo prologado por el Doctor Luis Carreras y Aragó.

     Un buen amigo y compañero, el Doctor Miguel Vivar Diago, anestesista, ha tenido la amabilidad de regalarmelo este 6 de Enero del 2011.

 

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Publicado en Julio Michel

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